Vida:
Nace en Sarcenat, Francia, el 1º de mayo de 1881. En 1892 ingresa al colegio de los jesuitas de Nuestra Señora de Mongré, de donde egresa en 1897 con el grado de bachiller. En marzo de 1899 entra al noviciado de la Compañía de Jesús en Provence. En octubre de 1900 se traslada a Laval donde termina su noviciado. Allí pronuncia sus primeros votos en marzo de 1901.
Nace en Sarcenat, Francia, el 1º de mayo de 1881. En 1892 ingresa al colegio de los jesuitas de Nuestra Señora de Mongré, de donde egresa en 1897 con el grado de bachiller. En marzo de 1899 entra al noviciado de la Compañía de Jesús en Provence. En octubre de 1900 se traslada a Laval donde termina su noviciado. Allí pronuncia sus primeros votos en marzo de 1901.
Entre
1902 y 1905 cursa tres años de filosofía en la casa de Saint-Louis (Jersey).
Desde 1905 a 1908 se desempeña como profesor de química y física en el colegio
de los jesuitas de la Sagrada Familia en el Cairo. Desde 1908 a 1912 inclusive,
viene el teologado en Inglaterra. En agosto de 1911 es ordenado sacerdote.
Entre
1912 y 1914 estudia paleontología en Francia. Desde enero de 1915 a enero de
1919 participa en la Primera Guerra Mundial como camillero, obteniendo
distinciones como la Cruz de Guerra en 1915, la Medalla Militar en 1917 y la
Legión de Honor en 1920. En marzo de 1918 había pronunciado sus votos solemnes,
con lo que realiza su incorporación definitiva a la Compañía de Jesús.
En
la Sorbona prepara su licenciatura en ciencias naturales, siendo aprobada su
tesis doctoral en marzo de 1922. Además de trabajar en el Laboratorio del
Museum, desde 1920, es profesor de paleontología y geología en el Instituto
Católico de París hasta 1926, fecha en que sus superiores decidieron que
abandonara su cátedra. Lo admiraban como científico, pero lo temían como
filósofo y más aún como teólogo, debido a ciertas ideas, sobre temas tan
delicados como el pecado original, difundidas en sus conferencias a la
juventud.
En
el Museum estudia los mamíferos del período terciario en Europa. Su tesis sobre
este tema lo clasifica entre los primeros paleontólogos franceses y lo hace
relacionarse con científicos de Estados Unidos, Inglaterra. Bélgica, Suiza y
China.
Debido
a sus contactos con Marcellin Boule y Henri Breuil, se interesa en estudiar
paleontología humana. Recorre las cavernas con pinturas prehistóricas en el
noroeste de España. Lo que más le preocupa es la aparición del hombre y la
hipótesis de sus lejanos orígenes. En 1924 y 1926 pasa dos períodos en el Museo
de Tientsin, en China. En el primero participa en exploraciones de la Mongolia
occidental, y en el segundo, de la Mongolia oriental. En 1927 termina en
Tientsin su libro “El Medio Divino”.
Desde
1929 a 1931 es nombrado consejero del Servicio Geológico Nacional Chino,
encargado de supervisar todo lo concerniente a los mamíferos fósiles. Participa
activamente en las excavaciones de Chu-ku-tien. En diciembre de 1929 se
descubre el llamado «hombre de Pekín», o sea, el Sinántropo. El padre Teilhard
tiene una actuación relevante en determinar si se trata de un mono o de un
hombre auténtico. Se le fija una edad de un millón de años.
En
mayo de 1931 participa en la Expedición Amarilla que tiene por objeto efectuar
excavaciones geológicas y paleontológicas en el Turquestán y en el desierto de
Gobi. Desde 1932 hasta 1938 permanece en China, en el Colegio de los jesuitas
en Pekín. Ese lapso es interrumpido por tres estadas en Francia y dos en
Estados Unidos. Además, en 1936 va a Java a estudiar el cráneo del
pitecántropo, descubierto en Sanciran, haciendo un estudio completo de los
estratos del terreno en el que fue hallado. Determina que se trata de un
humanoide y deduce que el período paleolítico de Java está emparentado con el
de la India y el de la China.
En
1939, conoce el cráneo del hombre de Neanderthal. En 1940 funda en Pekín el
Instituto de Geobiología. Desde 1939 a 1946, permanece bloqueado en Pekín por
la Segunda Guerra Mundial. Aprovecha este período para organizar y sintetizar
la documentación acumulada. También lee mucho y redacta numerosos escritos
filosóficore-ligiosos. En 1945, termina “El Fenómeno Humano”.
Permanece
en París desde 1947 a 1949 por su salud alterada. En Junio de 1947 sufre un
infarto del miocardio que lo tiene 15 días entre la vida y la muerte. Es
promovido al grado de oficial de la Legión de Honor en junio de 1947. En 1948
se dirige a Roma a solicitar autorización para postular a una cátedra en el
Colegio de Francia. Fue recibido muy amablemente, pero la respuesta fue
negativa. En 1950, es elegido miembro de la Academia de Ciencias. Durante 1951,
a petición de la Weriner Green Foundation for Anthropological Research, se
dirige al África austral a fin de estudiar posibilidades de financiamiento para
investigaciones antropológicas. En noviembre de ese año llega a Estados Unidos
como agregado de esta institución. Su permanencia allí es estable, salvo dos
breves viajes: uno a mediados de 1953 al África del Sur y otro a Francia a
mitad de 1954.
El
10 de abril de 1955 fallece en Nueva York en forma repentina el día de Pascua
de Resurrección. Días antes había dicho: «Voy al encuentro de Aquel que viene».
Obra:
Además
de sus escritos estrictamente científicos dedicados a la geología,
paleontología y antropología, publicados durante su vida, escribió una cantidad
de ensayos y varios libros filosófico-religiosos, los que sólo fueron
publicados después de su muerte. Entre estos libros nombraremos los
principales: El Medio Divino, El Fenómeno Humano, La Aparición del Hombre, La
Visión del Pasado, El Grupo Zoológico Humano, Cartas de Viaje, El Porvenir del
Hombre, La Energía Humana, Génesis de un Pensamiento, La Activación de la
Energía Humana, Himno de Universo. Todos estos libros fueron publicados por
Taurus Ediciones, Madrid, entre los años 1959 y 1965.
Su
pensamiento expresado en estas obras ha tenido profundas resonancias a nivel
mundial y ha sido objeto de encendidas polémicas enfocadas a clasificarlo ya
sea desde el punto de vista de la ortodoxia religiosa, desde la ciencia o desde
la filosofía. Las dificultades que esta clasificación presenta se deben,
seguramente, al hecho de que el rasgo principal del pensamiento del padre
Teilhard es su espíritu de síntesis. Podríamos decir que éste forma el núcleo
de su personalidad. El aspira a eliminar las divisiones entre las diferentes
zonas de la realidad. Superada la dualidad contradictoria de materia y
espíritu, desaparece, según él, la
oposición entre el mundo y Dios. Nos envuelve, entonces, un único y grandioso
proceso de dimensiones cósmicas, que se abre a la libertad cuando la energía
determinista, que impulsaba su primeras fases, toma la forma del «amor-energía»
con la aparición de la consciencia humana. Este proceso se va elevando hacia
Omega por medio de la evolución.
Carmen
Bustos
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