1. Antecedentes del tema:
El desarrollo es la situación a la que llegan los países y
los pueblos que han logrado un nivel indispensable de crecimiento económico y
humano, que les permita satisfacer las necesidades básicas de la vida y
disfrutar de bienestar. El crecimiento económico es imprescindible en todos los
órdenes de la vida y se mide por medio del PIB, mientras el crecimiento humano,
sin el cual el bienestar no sería completo, se mide por medio de la aplicación
del índice de desarrollo humano, IDH.
Se suele entender como subdesarrollo la situación o posición
de un país o región que no alcanza los niveles económicos, sociales y
culturales necesarios para crear bienestar en sus habitantes. Esta noción,
generalmente admitida cuando se habla de subdesarrollo, puede tener matices
diferentes cuando se la aplica a un país concreto.
Sin detenernos a desmenuzar más estos conceptos y tomando en
cuenta que nadie pone en duda que el Ecuador es un país subdesarrollado, los
ecuatorianos debemos estar conscientes de la necesidad de ponernos a trabajar
con ahínco en la toma de acciones para corregir esta lacerante situación que,
por lo demás, la podemos constatar todos los días en las actividades públicas,
privadas e individuales, y por desgracia, en manifestaciones importantes, como
pueden ser las actividades de un ministro de Estado o el cumplimiento de las
obligaciones de un gerente empresarial, o en manifestaciones triviales y menos
importantes, como es el acudir puntualmente a una cita con el mecánico
automotor, o devolver una llamada telefónica al jardinero de la casa.
Admitido como real e histórico este fenómeno del
subdesarrollo, la primera actividad que sigue es indagar en las causas de esta
realidad, para combatirlas con todo denuedo; esta tarea no es fácil, pero es
muy importante, pues sin conocer las causas objetivas, mal podríamos
combatirlas.
En este tema, quizá sea el doctor O. Hurtado el primero en
el Ecuador que ha buscado las causas de este fenómeno en las deficiencias de
orden cultural de sus habitantes, como se desprende de la Presentación del
libro “Las costumbres de los ecuatorianos”,
9na edición, Editorial Ecuador FBT, Quito, 2009: según él, Razones
culturales, expresadas en las formas
de ser, pensar y actuar de los individuos, han interpuesto toda suerte de
dificultades para que las actividades productivas particulares funcionen
eficazmente, la economía pública sea bien gestionada y el país pueda
desarrollarse. Estas formas de ser, estas costumbres se mantuvieron por centenares de años y han sido comunes a todas las
personas, cualquiera sea su pertenencia étnica, condición económica y nivel
social: pobres, ricos, indios, blancos mestizos, mulatos, hombres, mujeres,
viejos y jóvenes.
El análisis del doctor O. Hurtado contenido en Las costumbres es ciertamente novedoso
porque –para encontrar una explicación causal de nuestro atraso– ha tratado de
penetrar la esencia antropológica del hombre ecuatoriano, sin quedarse apenas
en las estructuras de nuestras instituciones, que siempre resultan epidérmicas
respecto del meollo de este problema. Para lograr su objetivo, el autor ha
estudiado la relación cultura–desarrollo, entendiendo por cultura el conjunto de costumbres, actitudes,
sentimientos, ideales, valores y comportamientos que determinan la conducta de
los individuos en su vida cotidiana y entendiendo por desarrollo el mejoramiento constante de los niveles de
bienestar por el crecimiento suficiente y sostenido de la economía y la
distribución equitativa de sus resultados.
Si se toma en cuenta que este meritorio estudio ha sido
referido a toda la vida de la Audiencia de Quito y, luego, de la República del
Ecuador, el lector podrá sopesar la carga de trabajo que supone este esfuerzo
que, por lo demás, no ha contado con estudios precedentes de esta naturaleza
que pudieran haber aliviado este esfuerzo.
Los testimonios históricos sobre el tema mencionado, han sido
tomados de fuentes independientes y neutrales, como son los documentos, cartas,
libros y otros escritos de los viajeros extranjeros que desde un principio
visitaron nuestra Audiencia, o vivieron temporalmente en ella, documentos que
luego fueron publicados en el exterior. Estos testimonios son invalorables
porque recogen los hechos que vieron diariamente estos viajeros europeos,
estadounidenses, canadienses, españoles, y que les llamaron la atención sobre
actitudes y comportamientos de los quiteños y, más tarde de los
ecuatorianos. Las costumbres de los ecuatorianos menciona numerosos nombres de
estos extranjeros, gente de prestigio intelectual y humano, como Charles La
Condamine, Alexander von Humboldt, Jorge Juan, Antonio de Ulloa.
2. Partamos de las
“reflexiones finales” del dr. Hurtado:
La investigación, aplicada al período de la Audiencia de
Quito y de la República del Ecuador (más de cuatro siglos), le ha llevado al
autor de «Las costumbres de los ecuatorianos»,
a las conclusiones recogidas en las Reflexiones
finales (Cfr pág 285 op.cit). En brevísimo resumen estas “Reflexiones”
son las siguientes:
a. Las personas
carecen de laboriosidad, de eficiencia y perseverancia, sin que importe la
condición económica y el nivel profesional; son poco inclinadas al ahorro, pero
proclives al gasto improductivo; por ello las empresas y la economía no son
innovadoras ni competitivas, por lo que no pueden crecer ni proyectarse
internacionalmente.
b. La
impuntualidad de la gente para acudir a una cita o para cumplir el plazo
comprometido o entregar un trabajo-estudio dentro del plazo contractual o
acordado, es algo tan cuotidiano, que si aparece alguien que realmente cumple sus
compromisos, podría ser tildado de bicho raro.
c. Al cerrar un
negocio o un contrato, se hace presente en cada una de las partes, la
desconfianza respecto de la buena fe y voluntad de cumplimiento contractual que
tendrá la otra parte; este sentimiento de desconfianza no es ambiente propicio
para la realización de un contrato, ni para resolver problemas de ejecución y
entendimiento de las cláusulas contractuales, que casi siempre se dan en un
convenio.
d. Actitudes
de trampa y engaño, que comienzan en las aulas de colegio o universidad cuando
los alumnos “copian” en los exámenes o los maestros se hacen de la vista gorda;
lo mismo sucede en la copia de monografías, tesis de licenciatura o doctoral;
más tarde este feo vicio invade otros niveles de la vida social, como la venta
de títulos universitarios.
e. Hay en
los ciudadanos una aguda falta de elementales conocimientos de ciencia
política: la sociedad civil, formada por la reunión de ciudadanos, tiene su
razón de ser en la búsqueda del bien común, para lo cual se ha elegido una
autoridad, encargada del señalamiento de objetivos y medios, para el logro de
los fines. Este esquema elemental se da en el Estado y se repite en las
asociaciones, cooperativas, comunidades de toda índole que hay en una colectividad.
Los impuestos, contribuciones, cuotas, etc., por ejemplo, se establecen en el
Estado y demás comunidades, como medios para la consecución de los fines. Pero
los ecuatorianos no entienden estas ideas elementales o simplemente las
rechazan internamente.
nota: En la comunidad en que vivo, cerca de Quito, se han
fijado pequeñas cuotas por decisión mayoritaria, para objetivos comunes, uno de
los cuales es la seguridad personal y patrimonial: hay un médico que no paga
porque dice que esos pagos se malgastan por las autoridades; hay un abogado que
alega que a él no le beneficia el servicio de seguridad, y hay un vecino que
dice que no paga porque no tiene dinero. El resultado es que ¡sólo un 40% de
los vecinos paga, y el 60% son los «avispados» que quieren disfrutar de los
servicios comunes a costa de los «necios» que sí cumplen con el pago de cuotas!
f. Los
méritos personales no son reconocidos y premiados, debido a que las decisiones
que se toman en una comunidad obedecen al poder y a la influencia que tienen
las relaciones personales en una sociedad jerárquica y paternalista, y no a los
méritos individuales de los miembros. La amistad, parentesco y compadrazgo, o
las afinidades políticas, compañerismo y espíritu
de cuerpo son los determinantes de las decisiones.
g. El
cumplimiento de la Ley expedida legítimamente no es un instrumento del bien
común que los individuos acaten y cumplan. Más aun, mucha gente de pensamiento
vulgar proclama que la ley se ha hecho para violarla y que hecha la ley, hecha
la trampa. Estas mismas aberraciones se aplican a las obligaciones nacidas del
contrato, del compromiso o de la palabra dada.- Esta actitud parece ser la
madre de casi todos los defectos del ecuatoriano y genera, a su vez,
desconfianza y falta de seguridad en la vida de relaciones jurídicas y de
negocios.
h. No hay
solidaridad entre una persona y la comunidad, empresa, sociedad, o institución
de la que forma parte o con que se relaciona, razón por la que no está
inclinada a cumplir sus obligaciones o colaborar con el progreso de la
institución, ni menos a realizar colaboración extraordinaria, cuando sea
necesaria.
i. El
populismo, como modo de gobierno, hace que lo que debería ser para el Estado
una actividad subsidiaria, se convierta en principal. Esto induce a que los
individuos acudan al Gobierno para la solución de problemas personales, como el
incendio de su casa o algo parecido, incurriendo así en un paternalismo
inaceptable. Impide que los gobernados asuman sus propias responsabilidades, lo
que les mantiene siempre en el subdesarrollo. Estas políticas populistas causan
desperdicio de recursos públicos, privilegios, subsidios regresivos y, andando
el tiempo, crisis que ocasionan caída del crecimiento económico, inflación,
pobreza.
j. Estas
costumbres, por lo demás, siendo como son un fenómeno cultural, han sido
compartidas por todos los habitantes del Ecuador, sin distinción de procedencia
étnica, nivel económico, ubicación social, nivel educativo ni funciones
públicas o privadas que tuviera que desempeñar el ciudadano.
Pero hay que expresar –dice el autor– que la localización
geográfica de los protagonistas sí ha sido un factor de diferenciación que ha
dado origen a conductas económicas distintas en las dos principales regiones
del país: en la Costa ha habido espíritu empresarial más desarrollado y en la
Sierra, más sentido del ahorro. También ha habido diferencias en la ética
pública: las “pérdidas negras” en la energía eléctrica, en la Costa suben al
34%, y en la Sierra sólo al 14%; el impuesto per cápita que se paga en la
provincia de Pichincha (excluido el impuesto de empresas extranjeras y
nacionales) es tres veces mayor que el que pagan en Guayas, provincia en la
que, además, la morosidad en el pago de préstamos bancarios supera en un 70% a
la de Pichincha. Las encuestas de opinión muestran que los guayaquileños son
más proclives que los quiteños a pagar coimas y justificar su práctica, y a
mirar con menor preocupación el interés público.
k. El autor
vuelve a repetir que hay innumerables evidencias de que el modo de ser del
ecuatoriano ha sido un obstáculo para el desarrollo y para el bienestar
general. Por lo que (a) la economía no ha crecido a tasas suficientes y
sostenidas, (b) las personas, empresas y Estado no han aprovechado de las
oportunidades que ofrece el país, (c) ha resultado imposible construir
instituciones que regulen las relaciones económicas, sociales y políticas, (d)
no se ha logrado que la sociedad ofrezca iguales oportunidades a los
ciudadanos, (e) no han podido mejorar las condiciones de vida de la población,
(f) no ha sido posible eliminar la pobreza y el país se ubica en los peores
lugares en los índices internacionales de competitividad y de corrupción; (g)
es evidente que en el Ecuador la sociedad no se halla organizada ni funciona como
las sociedades que en el último cuarto de siglo consiguieron salir del atraso,
superar la pobreza y desarrollarse: Corea, Singapur, España, Irlanda entre
otras.
l. El
planteamiento que enfatiza el papel de los valores culturales en el progreso y
desarrollo de los pueblos, implica situar la responsabilidad de sacar al
Ecuador del atraso y convertirlo en una sociedad desarrollada, dentro de las
fronteras del país y en sus habitantes, y no en fuerzas externas. Son muchos
los que continúan atribuyendo el subdesarrollo del Ecuador a acciones u
omisiones de los países industrializados, a políticas impulsadas por organismos
internacionales y a la presencia de compañías y capitales extranjeros.
ll. Las
evidencias que aporta la investigación contenida en Las costumbres ojalá pudiera lograr que los ciudadanos tomen
conciencia de sus responsabilidades y asuman patrones culturales compatibles
con las necesidades del progreso individual y colectivo; ojalá que las
autoridades e instituciones tomen medidas y políticas para que el pueblo
ecuatoriano asuma la responsabilidad de construir su destino.
m. Los
valores culturales de los pueblos –dice el autor– no son inmutables ni
consustanciales con una raza, religión, o clase social. Pueden cambiar a través
de instituciones, leyes, líderes, reformas económicas sociales y políticas,
procesos educativos, influencias externas. Los cambios culturales producidos en
Guayaquil, Otavalo y Cuenca demuestran que es posible que los pueblos abandonen
costumbres inveteradas.
n. El análisis
realizado sobre el éxito económico que han logrado en nuestro país árabes,
libaneses y judíos, no deja duda de que
se debió a sus capacidades, sacrificios, esfuerzos y aciertos y no a otros
motivos.
ñ. Respecto
a la posibilidad de cambiar nuestros valores culturales (costumbres), el autor
menciona algunos hechos que demostrarían que sí es posible en el Ecuador tal
cambio: Guayaquil, Otavalo y Cuenca. El progreso de árabes y judíos. Quito ha
recuperado la distancia que le separaba de Guayaquil en el siglo XX. Manta vive
un auge económico gracias a su actividad pesquera. Ambato va adelante por sus
pequeñas y medianas empresas comerciales e industriales; se han impuesto a sí
mismos ser puntuales; constan entre los 20 mayores contribuyentes, (en mayor
número que los guayaquileños). En Quito, El Muchacho Trabajador promovido por
el jesuita norteamericano, Jhon Halligan. El progreso económico social de
Salinas de Bolívar, gracias a un inicial impulso de despegue de la Cooperación
Suiza, ha hecho posible las Queseras Bolívar que ha mejorado sustancialmente el
nivel de vida de los indígenas.
3. Breves notas a estas conclusiones finales del doctor hurtado
nota1: entre
las Conclusiones hay que incluir una importante: el ejercicio sesgado que el
ecuatoriano hace de la democracia en
que vive; entiende mal la democracia y actúa como si ésta le otorgara derecho a
hacer lo que quiera, sin exigirle ninguna obligación; esta es una democracia
desfigurada que conduce a sembrar la anarquía en una sociedad política y a
crear el caos social.
nota2:
dentro de esta vida de interrelación, la dialéctica que emplea nuestra gente,
especialmente en su vida de interrelación política, es lanzar argumentos ad hominem en vez de usar argumentos ad rem:
por ejemplo, –“usted no está calificado para esta función pública porque
ha incurrido en peculado”, le argumenta el uno; y el adversario le contesta:
–“usted debe estar callado porque es un bígamo”; y la discusión sigue con un
intercambio de insultos, mientras el importante tema del peculado queda
intacto.
nota3: entre
las “costumbres de los ecuatorianos” no hay una que claramente hable de la
corrupción, es decir de la inclinación a dar y exigir coimas a cambio de
recibir algún beneficio, que generalmente es ilegal. El diccionario jurídico
define coima como el acto de quien, estando revestido de autoridad
pública, sucumbe a la seducción, así como el de quien actúa como corruptor. La
corrupción se confundía con el «soborno» y el «cohecho», pero al presente
corrupción equivale a destruir los sentimientos morales de los seres humanos.
El diccionario RAE la define: en las
organizaciones, especialmente públicas, práctica que consiste en la utilización
de las funciones y medios de aquellas, en provecho –económico o de otra índole–
de sus gestores. La corrupción
política se refiere al mal uso del poder público para conseguir una
ventaja ilegítima, generalmente de forma secreta y privada. El término opuesto
a corrupción política es transparencia.
Como se puede apreciar las nociones de “corrupción”
exhibidas por las autoridades citadas, refieren la corrupción solo a los
agentes investidos de funciones públicas o a las actividades públicas; no las
refieren a las actividades privadas ni a los agentes privados. Esta es una
deficiencia en el ámbito de los conceptos, pues en el mundo de la actividad
privada también se da la corrupción. Por ejemplo, cuando una persona particular
realiza un contrato para la construcción de su casa con un arquitecto
cualquiera, y el arquitecto no cumple con el presupuesto ni plazo establecidos,
sino que sigue enviando planillas por encima del presupuesto incluyendo en
ellas unos honorarios no acordados. Otro ejemplo, la falta de pago del impuesto
a la renta, o el pago fraudulento del mismo, etc.
4. Hacia el cambio de las costumbres
El objetivo vital para el Ecuador y los ecuatorianos es
luchar para cambiar sus costumbres inveteradas, que a través de largos años de
práctica ininterrumpida se han ido convirtiendo en carne y sangre de la
personalidad de todos los individuos. Al decir “todos” quiero significar un
altísimo porcentaje de la población que, frente a las pequeñas excepciones que
probablemente ha habido siempre, equivale a una totalidad efectiva, con
respecto de las acciones prácticas tendientes al cambio. Esto hay que dejarlo
establecido muy claramente porque es un elemento de juicio importante que debe
ser tomado en cuenta en la planificación del cambio.
El doctor Hurtado parece optimista respecto de la
posibilidad de cambiar nuestras costumbres: véase el literal “ñ”.,
inmediatamente anterior, de este estudio. Nunca debemos perder el optimismo
tratándose de un problema que atañe nada menos que a los valores espirituales
de los ecuatorianos. Pero, por la misma importancia del asunto, no debemos
perder el sentido de objetividad: personalmente reconozco que es posible
cambiar, pero pienso que el hacerlo es tarea de romanos. Haría falta una
planificación completa y profesional sobre el tema, para obtener un programa
eficiente y sostenido de cambio. Para que se vislumbre apenas la complejidad,
me permito hacer un cuasi esbozo de planificación:
i) análisis
sociológico-antropológicos de cada una de las costumbres o defectos señalados en
el acápite anterior reflexiones finales del
autor, para encontrar las raíces más profundas, es decir las causas más
recónditas de este proceder;
ii) Hechos
los estudios del punto i) y encontradas las causas que expliquen las
costumbres, la tarea del cambio requiere de planes bien trazados con la
participación de expertos en esta materia;
iii) El
cambio necesita de agentes directivos, es decir, de gente que esté involucrada
estrechamente con la dirección y control de las acciones mismas tendientes a
lograr este cambio; este personal debe tener gran liderazgo, capacidad, entrega
al trabajo; hay que advertir que si los agentes son ecuatorianos, pueden
padecer de los mismos defectos que se trataría de cambiar, cosa que habría que
prevenir;
iv) Los agentes
del cambio deben tener fe en el futuro del Ecuador, convencidos de que ellos
mismos muy probablemente no verán los resultados del trabajo;
v) Esta
tarea nacional requiere de un largo tiempo de acciones ininterrumpidas, a nivel
nacional, sin descuidar los controles y auditorías concomitantes; hablamos de
al menos 50 años;
vi) Participación
sostenida de un alto porcentaje, esta vez, de la población misma que se trata
de cambiar;
vii) Respaldo
eficaz y eficiente, de las autoridades gubernamentales en los aspectos legales,
administrativos y financieros involucrados en el cambio.
Entre las costumbres mencionadas en el acápite reflexiones finales del autor, las hay que revisten mayor gravedad que
otras, pero no hay ninguna que no merezca atención: por ejemplo, la costumbre
de falta de puntualidad a la cita con el mecánico de mi carro podría parecer
sin mayor importancia, pero la tiene porque la puntualidad no es un protocolo
que se pueda tener o dejar de tener; es una expresión de la actitud de cumplimiento
de las obligaciones de todo género y ello siempre es muy importante.
Una de las costumbres más graves y que pesa mucho en la
causación de nuestro subdesarrollo en todo el país, es la costumbre que afecta
a los individuos de todos los niveles, edades y origen social y cultural y que
consiste en no dar, en la práctica, importancia al cumplimiento de sus
obligaciones; de las obligaciones de todo género, de las que nacen de las
actividades individuales, particulares o privadas, así como a aquellas que nacen
de las relaciones con actividades públicas del Estado, o de las autoridades
gubernamentales, judiciales o fiscales; o, en fin, de aquellas obligaciones que
nacen de la ley, del contrato o del compromiso. Esta actitud negativa frente al
cumplimiento de las obligaciones, en general, acarrea males incalculables para
todo el país.
5. Las causas de las
costumbres o las causas de las causas
Las señaladas en el libro del doctor Hurtado, y
concretadas resumidamente en las sus reflexiones
finales, son verdaderas causas de la situación humana, cultural,
económica y social del Ecuador; dicho de otro modo, son causas del
subdesarrollo de nuestro país, conclusión valiosa que es un paso en este
complejo análisis.
Sin embargo, puede haber –y para mí que sí las hay–
causas más profundas que afectan a los individuos y que les hace actuar de la
manera como acostumbran. Planteado de otra forma el problema, tenemos que
preguntarnos ¿Cuáles son las causas de las costumbres, o sea las causas de las
causas? Es indispensable averiguar cuáles son esas causas, si queremos
erradicar aquellas costumbres tan dañosas. A la manera del jardinero, que
tratando de extirpar un matorral perjudicial en su finca, no queda tranquilo
sino cuando ha encontrado y extirpado la raíz más profunda. De lo contrario el
matorral volverá a crecer. Hay quienes señalan como posibles las siguientes
causas:
La raza, la religión, el colonialismo, la actuación de
las naciones más ricas, la deuda externa, la corrupción, la falta de libertades
y seguridad personal, los propios pueblos subdesarrollados, las condiciones
medioambientales, como el clima, la presión atmosférica, la temperatura. Todas
y cada una de estas posibles causas, ha sido escogida a su turno por los
analistas, sociólogos y antropólogos, para explicar el fenómeno del
subdesarrollo. Me acuerdo que hace muchos años, cuando yo era universitario, el
intelectual italiano Giovanni Papini sostenía ya que ninguno de los países
ubicados en la Zona Tórrida podía dar nunca al mundo ningún hombre genial. No
me acuerdo cómo sostenía su tesis ofensiva para nosotros.
Estas causas son por ahora desconocidas, pero eso es lo
que hay que tratar de averiguar mediante la investigación profesional. En
materia de causalidad de los fenómenos, la filosofía distingue, desde el tiempo
de Aristóteles, varios tipos de causas de un hecho o resultado. Por ejemplo, si
alguien va en una silla de ruedas y uno pregunta ¿por qué no puede caminar? Le
responden: –porque una venda en la
rodilla se lo impide. Efectivamente, la venda es la causa que le impide
caminar. Pero si vuelvo a preguntar: ¿y por qué tiene la venda en la rodilla?
Me contestan: –Porque sufrió una fractura
en la rótula. Esta es también una
verdadera causa de la imposibilidad de caminar. Pero, para efectos de procurar
la curación, he de distinguir que la primera causa es una causa inmediata, epidérmica (la venda),
mientras la segunda es una causa mediata,
más honda (la fractura). Sin embargo un buen médico no debe detener su análisis
en la rótula, si de veras quiere curar a su paciente: debe seguir la
inquisición causal: –¿Y por qué se
fracturó la rótula? Quizá encuentre como respuesta: una osteoporosis, como la última causa del
morbo. Este es el proceso llamado causa
causarum que agota la investigación.
La conclusión es que, para realizar una acción eficaz de
remediación de nuestro subdesarrollo, se debe encontrar primero la causa o
causas más hondas y ocultas que han motivado nuestro atraso. Sin ello, los
esfuerzos por suprimir las causas superficiales, serán pérdida de tiempo. Esto
es lo que queda por estudiar, para que las acciones de remediación que
pudiéramos tomar, cualesquiera que ellas fueren, no caigan en tierra estéril. Y
¡Ojo! La investigación causa causarum aplicada
a las costumbres de un pueblo es un trabajo muy difícil, porque el investigador
se topa no solo con elementos físicos, químicos, y biológicos (como el médico),
sino con elementos que trascienden a la naturaleza física, como son los
elementos inmateriales, volitivos, intelectuales y espirituales, que están
presentes en todo individuo humano. Esta es la parte más difícil en todo cambio
sociológico porque se aplica a cambiar estructuras mentales, volitivas y
emocionales de los individuos.
El expresidente Velasco Ibarra que es –en mi concepto–
uno de los prohombres que ha enriquecido las páginas de nuestra historia, trató
de difundir su “revolución”
evidentemente original: lograr que todos,
ricos y pobres, contribuyan, dentro de los principios morales y del honor, a la
implantación de la justicia en beneficio de la gente pobre y de todo ciudadano
de nuestra Patria; es una revolución muy original, en la que no hay
persecución, atraco, ni violación de derechos. El vociferaba en los balcones,
que eran su cátedra: “¿Queréis revolución?
Hacedla primero dentro de vuestras almas; ¡hay que trabajar hasta el sacrificio,
todos los días, pero sin amilanarse, sin amilanarse”!
¡Velasco Ibarra golpeó en el clavo cuando, al proponer su
revolución, implícitamente desvelaba el problema que carcome el alma de todo ecuatoriano y que ha
mantenido a nuestro país, durante 200 años, marchando en el propio terreno y
comenzando de cero con cada nuevo Gobierno! –¿Revolución? Hacedla primero dentro de vuestras almas, pero todos los
días, sin amilanarse. ¡Corta consigna, pero de largo aliento.
Lo que no quiere decir que Velasco haya logrado, como
político, que cada ecuatoriano hiciera su propia revolución dentro de su
corazón. “Estoy perdido –decía– porque
cada empleado de aduana requiere un policía para que lo vigile, y este policía
necesita a su vez de otro policía para que lo vigile y éste otro necesita…
“ porque no han hecho ninguna
revolución dentro de sí mismos.
Traigo a colación este hecho por el inmenso significado que
encierra para el asunto de que tratamos: para meterse a una revolución
sociopolítica compleja, como es cambiar las costumbres de los ecuatorianos,
todos hemos de hacer primero, cada uno en sí mismo, esa revolución espiritual:
hay que transformarse primero en hombres calificados mental y volitivamente
para poder luego convertirse en buenos ciudadanos. El doctor Velasco fue, antes
que orador y político, un hombre cabal, un maestro de pueblos y un ciudadano
con mente y corazón dispuestos a buscar el bien común de un país, Ecuador, que
amaba entrañablemente.
Jesús de Nazaret fue más radical todavía en la conformación
de su Reino: Cuando Nicodemo, doctor de la ley, fue a preguntarle: –¿Qué debo hacer para entrar en el Reino de
Dios? Jesús le dijo: El que no nazca de nuevo no puede entrar en el Reino de
Dios (Jn 3,3), es decir, hay que cambiar interiormente, y ese cambio tiene
que afectar: mente, corazón y sentimientos; sin esa revolución no se puede ni
siquiera pensar en el Reino de Dios. Y –claro está– esta revolución espiritual
inducida por Jesús no puede llevarse a cabo solo con esfuerzo, sino que
necesita de la gracia de Dios.
6 Los 4 tigres del Asia:
El fenómeno de los 4 Tigres es un hecho sin parangón en la
historia socioeconómica mundial, calificado por ello como el milagro del siglo
XX: se trata de Corea del Sur, Hong Kong, Singapur y Taiwán, países del Sudeste
Asiático, que entre 1945 y 1990 lograron sacudirse de su subdesarrollo y
convertirse en países desarrollados. Les tomó menos de 45 años pasar del
subdesarrollo al desarrollo socioeconómico, es decir, dar un paso inmenso en
corto tiempo.
Este fenómeno es digno de ser analizado por investigadores
profesionales en todos sus aspectos: humanos, políticos, socioeconómicos y
antropológicos, para encontrar el gran secreto que esconde la fórmula del
cambio. Esta fórmula podría servir no
solo como ejemplo sino como metodología para que otros países puedan andar por el
mismo camino. Los países llamados “latinoamericanos” llevan más de dos siglos
de vida independiente republicana, pero en todo este largo tiempo, ninguno ha logrado sacudirse del
subdesarrollo; apenas se puede hablar de diversos niveles de progreso dentro de
un mismo sustancial atraso. Personalmente no soy un experto en el conocimiento
de los detalles que guiaron la actividad de los 4 Tigres, pero conozco las
características principales que establecen un denominador común entre ellos en
el trabajo para el cambio:
* Abundancia de mano de obra; salarios
bajos; largas jornadas de trabajo.
* Carencia de
derechos sindicales laborales.
* Zonas francas portuarias, en
donde las empresas están exentas de impuestos, de aranceles aduaneros y se les
ofrece una legislación especial en materia laboral, por ejemplo, limitación de
derechos sindicales, además de mejoras de infraestructura a cargo del Estado.
* Fuerte inversión estatal y
desarrollismo dirigido; para contrarrestar, según dicen los conocedores del
tema, al Fondo Monetario Internacional.
Estas circunstancias han producido el fenómeno de la deslocalización que consiste en que
numerosas empresas o industrias, concentradas en países desarrollados, han
trasladado sus sedes a estos lugares por los atractivos que ofrecen, entre
otros, mano de obra calificada y barata, alejada del sindicalismo laboral.
La inversión favoreció el resurgimiento de la economía, la
competitividad con industrias del mismo sector y las expectativas del
empresariado local. Se afirma que sus efectos fueron varios: en Corea,
eliminación del proteccionismo al sector industrial respecto de la competencia
extranjera e incluso al ingreso de capitales. En Hong Kong las inversiones
extranjeras dentro del proceso de modernización tuvieron amplia libertad sin
intervención por parte del Estado. En Singapur, las multinacionales ocupan un
lugar fundamental que no se da en el resto de la región. En Taiwán, las industrias
mecánicas y petroquímicas consideradas estratégicas pertenecen a empresas
públicas, controlando que las importaciones no sean mayores que las
exportaciones.
Como se ve por estos breves datos, todo cambio tiene su alto
precio, y sus complicaciones porque la riqueza y el progreso no se genera de la
nada.
7 Una
última averiguación
Puede valer la pena, en este proceso de búsqueda de las
causas del subdesarrollo, inquirir sobre el tipo de Gobierno político que
tuvieron estos países del Sudeste Asiático, durante el esfuerzo por la
conquista del desarrollo.
Corea del Sur:
En el Sur existía un movimiento de Izquierda bien organizado. Al no poder USA
llegar a una conciliación con la URSS, dentro del clima de la guerra fría, apoyó a Syngman
Rhee, un nacionalista elegido a través de elecciones populares, pero bajo la
vigilancia de tropas estadounidenses en
el territorio y con la supervisión de observadores de las NN.UU. El Gobierno de
Correa del Sur, en definitiva, se decía republicano pero fuertemente
autoritario, de tal suerte que la voluntad de su Presidente era lo único
necesario para llevar al país hacia las metas trazadas.
Hong Kong y Taiwán han tenido mucha movilidad en
su sistema de Gobierno, pero ha predominado el Gobierno controlado por la
República Popular China que ha sido el régimen autoritario de corte comunista.
Singapur en
donde El Partido de Acción Popular ha ganado todas las elecciones desde que el
país obtuvo su independencia. Sin embargo, las libertades civiles y de
expresión están sumamente restringidas y se dan casos de censura por parte del
Gobierno, por lo que está considerado como un país con rasgos tanto
democráticos como autoritarios.
Así, pues, Los 4 Tigres asiáticos tienen como denominador
común la abundancia de mano de obra barata y la carencia de derechos laborales;
y en los aspectos políticos, sus regímenes de gobiernos autoritarios, lo que
habrá favorecido –a no dudarlo– al fulminante desarrollo económico social.
Sin el propósito de herir susceptibilidades de temperamentos
democráticos, nos preguntamos: ¿nuestra democracia política en ciernes, será
capaz de ofrecer el clima adecuado para que nuestros individuos y ciudadanos
arrostren con decisión solidaria el esfuerzo necesario para la gran batalla por
el desarrollo? Las leyes significativas, como el Código del Trabajo, la Reforma
Agraria, la LOAFIC que remplaza a la Ley de Hacienda, la reforma sobre el Uso
del Agua, etc. etc. ¿no tuvieron que esperar, a su turno, un Gobierno
autoritario para su nacimiento?
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