SUBDESARROLLO ECUATORIANO 6/julio/2015
En este tema, quizá sea el doctor O. Hurtado el primero en el Ecuador que ha buscado las causas de este fenómeno en las deficiencias de orden cultural de sus habitantes, como se desprende de la Presentación del libro “Las costumbres de los ecuatorianos”, 9na edición, Editorial Ecuador FBT, Quito, 2009: según él, Razones culturales, expresadas en las formas de ser, pensar y actuar de los individuos, han interpuesto toda suerte de dificultades para que las actividades productivas particulares funcionen eficazmente, la economía pública sea bien gestionada y el país pueda desarrollarse. Estas formas de ser, estas costumbres se mantuvieron por centenares de años y han sido comunes a todas las personas, cualquiera sea su pertenencia étnica, condición económica y nivel social: pobres, ricos, indios, blancos mestizos, mulatos, hombres, mujeres, viejos y jóvenes.
Si se toma en cuenta que este meritorio estudio ha sido referido a toda la vida de la Audiencia de Quito y, luego, de la República del Ecuador, el lector podrá sopesar la carga de trabajo que supone este esfuerzo que, por lo demás, no ha contado con estudios precedentes de esta naturaleza que pudieran haber aliviado este esfuerzo.
Los testimonios históricos sobre el tema mencionado, han sido tomados de fuentes independientes y neutrales, como son los documentos, cartas, libros y otros escritos de los viajeros extranjeros que desde un principio visitaron nuestra Audiencia, o vivieron temporalmente en ella, documentos que luego fueron publicados en el exterior. Estos testimonios son invalorables porque recogen los hechos que vieron diariamente estos viajeros europeos, estadounidenses, canadienses, españoles, y que les llamaron la atención sobre actitudes y comportamientos de los quiteños y, más tarde de los ecuatorianos. Las costumbres de los ecuatorianos menciona numerosos nombres de estos extranjeros, gente de prestigio intelectual y humano, como Charles La Condamine, Alexander von Humboldt, Jorge Juan, Antonio de Ulloa.
b. La impuntualidad de la gente para acudir a una cita o para cumplir el plazo comprometido o entregar un trabajo-estudio dentro del plazo contractual o acordado, es algo tan cuotidiano, que si aparece alguien que realmente cumple sus compromisos, podría ser tildado de bicho raro.
c. Al cerrar un negocio o un contrato, se hace presente en cada una de las partes, la desconfianza respecto de la buena fe y voluntad de cumplimiento contractual que tendrá la otra parte; este sentimiento de desconfianza no es ambiente propicio para la realización de un contrato, ni para resolver problemas de ejecución y entendimiento de las cláusulas contractuales, que casi siempre se dan en un convenio.
f. Los méritos personales no son reconocidos y premiados, debido a que las decisiones que se toman en una comunidad obedecen al poder y a la influencia que tienen las relaciones personales en una sociedad jerárquica y paternalista, y no a los méritos individuales de los miembros. La amistad, parentesco y compadrazgo, o las afinidades políticas, compañerismo y espíritu de cuerpo son los determinantes de las decisiones.
g. El cumplimiento de la Ley expedida legítimamente no es un instrumento del bien común que los individuos acaten y cumplan. Más aun, mucha gente de pensamiento vulgar proclama que la ley se ha hecho para violarla y que hecha la ley, hecha la trampa. Estas mismas aberraciones se aplican a las obligaciones nacidas del contrato, del compromiso o de la palabra dada.- Esta actitud parece ser la madre de casi todos los defectos del ecuatoriano y genera, a su vez, desconfianza y falta de seguridad en la vida de relaciones jurídicas y de negocios.
h. No hay solidaridad entre una persona y la comunidad, empresa, sociedad, o institución de la que forma parte o con que se relaciona, razón por la que no está inclinada a cumplir sus obligaciones o colaborar con el progreso de la institución, ni menos a realizar colaboración extraordinaria, cuando sea necesaria.
i. El populismo, como modo de gobierno, hace que lo que debería ser para el Estado una actividad subsidiaria, se convierta en principal. Esto induce a que los individuos acudan al Gobierno para la solución de problemas personales, como el incendio de su casa o algo parecido, incurriendo así en un paternalismo inaceptable. Impide que los gobernados asuman sus propias responsabilidades, lo que les mantiene siempre en el subdesarrollo. Estas políticas populistas causan desperdicio de recursos públicos, privilegios, subsidios regresivos y, andando el tiempo, crisis que ocasionan caída del crecimiento económico, inflación, pobreza.
j. Estas costumbres, por lo demás, siendo como son un fenómeno cultural, han sido compartidas por todos los habitantes del Ecuador, sin distinción de procedencia étnica, nivel económico, ubicación social, nivel educativo ni funciones públicas o privadas que tuviera que desempeñar el ciudadano.
Pero hay que expresar –dice el autor– que la localización geográfica de los protagonistas sí ha sido un factor de diferenciación que ha dado origen a conductas económicas distintas en las dos principales regiones del país: en la Costa ha habido espíritu empresarial más desarrollado y en la Sierra, más sentido del ahorro. También ha habido diferencias en la ética pública: las “pérdidas negras” en la energía eléctrica, en la Costa suben al 34%, y en la Sierra sólo al 14%; el impuesto per cápita que se paga en la provincia de Pichincha (excluido el impuesto de empresas extranjeras y nacionales) es tres veces mayor que el que pagan en Guayas, provincia en la que, además, la morosidad en el pago de préstamos bancarios supera en un 70% a la de Pichincha. Las encuestas de opinión muestran que los guayaquileños son más proclives que los quiteños a pagar coimas y justificar su práctica, y a mirar con menor preocupación el interés público.
k. El autor vuelve a repetir que hay innumerables evidencias de que el modo de ser del ecuatoriano ha sido un obstáculo para el desarrollo y para el bienestar general. Por lo que (a) la economía no ha crecido a tasas suficientes y sostenidas, (b) las personas, empresas y Estado no han aprovechado de las oportunidades que ofrece el país, (c) ha resultado imposible construir instituciones que regulen las relaciones económicas, sociales y políticas, (d) no se ha logrado que la sociedad ofrezca iguales oportunidades a los ciudadanos, (e) no han podido mejorar las condiciones de vida de la población, (f) no ha sido posible eliminar la pobreza y el país se ubica en los peores lugares en los índices internacionales de competitividad y de corrupción; (g) es evidente que en el Ecuador la sociedad no se halla organizada ni funciona como las sociedades que en el último cuarto de siglo consiguieron salir del atraso, superar la pobreza y desarrollarse: Corea, Singapur, España, Irlanda entre otras.
ll. Las evidencias que aporta la investigación contenida en Las costumbres ojalá pudiera lograr que los ciudadanos tomen conciencia de sus responsabilidades y asuman patrones culturales compatibles con las necesidades del progreso individual y colectivo; ojalá que las autoridades e instituciones tomen medidas y políticas para que el pueblo ecuatoriano asuma la responsabilidad de construir su destino.
m. Los valores culturales de los pueblos –dice el autor– no son inmutables ni consustanciales con una raza, religión, o clase social. Pueden cambiar a través de instituciones, leyes, líderes, reformas económicas sociales y políticas, procesos educativos, influencias externas. Los cambios culturales producidos en Guayaquil, Otavalo y Cuenca demuestran que es posible que los pueblos abandonen costumbres inveteradas.
n. El análisis realizado sobre el éxito económico que han logrado en nuestro país árabes, libaneses y judíos, no deja duda de que se debió a sus capacidades, sacrificios, esfuerzos y aciertos y no a otros motivos.
3. Breves notas a estas conclusiones finales del doctor hurtado
nota2: dentro de esta vida de interrelación, la dialéctica que emplea nuestra gente, especialmente en su vida de interrelación política, es lanzar argumentos ad hominem en vez de usar argumentos ad rem: por ejemplo, –“usted no está calificado para esta función pública porque ha incurrido en peculado”, le argumenta el uno; y el adversario le contesta: –“usted debe estar callado porque es un bígamo”; y la discusión sigue con un intercambio de insultos, mientras el importante tema del peculado queda intacto.
Como se puede apreciar las nociones de “corrupción” exhibidas por las autoridades citadas, refieren la corrupción solo a los agentes investidos de funciones públicas o a las actividades públicas; no las refieren a las actividades privadas ni a los agentes privados. Esta es una deficiencia en el ámbito de los conceptos, pues en el mundo de la actividad privada también se da la corrupción. Por ejemplo, cuando una persona particular realiza un contrato para la construcción de su casa con un arquitecto cualquiera, y el arquitecto no cumple con el presupuesto ni plazo establecidos, sino que sigue enviando planillas por encima del presupuesto incluyendo en ellas unos honorarios no acordados. Otro ejemplo, la falta de pago del impuesto a la renta, o el pago fraudulento del mismo, etc.
4. Hacia el cambio de las costumbres
El objetivo vital para el Ecuador y los ecuatorianos es luchar para cambiar sus costumbres inveteradas, que a través de largos años de práctica ininterrumpida se han ido convirtiendo en carne y sangre de la personalidad de todos los individuos. Al decir “todos” quiero significar un altísimo porcentaje de la población que, frente a las pequeñas excepciones que probablemente ha habido siempre, equivale a una totalidad efectiva, con respecto de las acciones prácticas tendientes al cambio. Esto hay que dejarlo establecido muy claramente porque es un elemento de juicio importante que debe ser tomado en cuenta en la planificación del cambio.
Lo que no quiere decir que Velasco haya logrado, como político, que cada ecuatoriano hiciera su propia revolución dentro de su corazón. “Estoy perdido –decía– porque cada empleado de aduana requiere un policía para que lo vigile, y este policía necesita a su vez de otro policía para que lo vigile y éste otro necesita… “ porque no han hecho ninguna revolución dentro de sí mismos.
* Fuerte inversión estatal y desarrollismo dirigido; para contrarrestar, según dicen los conocedores del tema, al Fondo Monetario Internacional.
1. Antecedentes
del tema:
El desarrollo es la situación a la que llegan los países
y los pueblos que han logrado un nivel indispensable de crecimiento económico y
humano, que les permita satisfacer las necesidades básicas de la vida y disfrutar
de bienestar. El crecimiento económico es imprescindible en todos los órdenes
de la vida y se mide por medio del PIB, mientras el crecimiento humano, sin el
cual el bienestar no sería completo, se mide por medio de la aplicación del
índice de desarrollo humano, IDH.
Se suele entender como subdesarrollo la situación o posición
de un país o región que no alcanza los niveles económicos, sociales y
culturales necesarios para crear bienestar en sus habitantes. Esta noción, generalmente
admitida cuando se habla de subdesarrollo, puede tener matices diferentes
cuando se la aplica a un país concreto.
Sin detenernos a desmenuzar más estos conceptos y tomando
en cuenta que nadie pone en duda que el Ecuador es un país subdesarrollado, los
ecuatorianos debemos estar conscientes de la necesidad de ponernos a trabajar
con ahínco en la toma de acciones para corregir esta lacerante situación que,
por lo demás, la podemos constatar todos los días en las actividades públicas,
privadas e individuales, y por desgracia, en manifestaciones importantes, como
pueden ser las actividades de un ministro de Estado o el cumplimiento de las
obligaciones de un gerente empresarial, o en manifestaciones triviales y menos
importantes, como es el acudir puntualmente a una cita con el mecánico
automotor, o devolver una llamada telefónica al jardinero de la casa.
Admitido como real e histórico este fenómeno del subdesarrollo,
la primera actividad que sigue es indagar en las causas de esta realidad, para
combatirlas con todo denuedo; esta tarea no es fácil, pero es muy importante,
pues sin conocer las causas objetivas, mal podríamos combatirlas.
En este tema, quizá sea el doctor O. Hurtado el primero en el Ecuador que ha buscado las causas de este fenómeno en las deficiencias de orden cultural de sus habitantes, como se desprende de la Presentación del libro “Las costumbres de los ecuatorianos”, 9na edición, Editorial Ecuador FBT, Quito, 2009: según él, Razones culturales, expresadas en las formas de ser, pensar y actuar de los individuos, han interpuesto toda suerte de dificultades para que las actividades productivas particulares funcionen eficazmente, la economía pública sea bien gestionada y el país pueda desarrollarse. Estas formas de ser, estas costumbres se mantuvieron por centenares de años y han sido comunes a todas las personas, cualquiera sea su pertenencia étnica, condición económica y nivel social: pobres, ricos, indios, blancos mestizos, mulatos, hombres, mujeres, viejos y jóvenes.
El análisis del doctor O. Hurtado contenido en Las costumbres
es ciertamente novedoso porque –para encontrar una explicación causal de
nuestro atraso– ha tratado de penetrar la esencia antropológica del hombre
ecuatoriano, sin quedarse apenas en las estructuras de nuestras instituciones,
que siempre resultan epidérmicas respecto del meollo de este problema. Para
lograr su objetivo, el autor ha estudiado la relación cultura–desarrollo,
entendiendo por cultura el conjunto de costumbres, actitudes, sentimientos,
ideales, valores y comportamientos que determinan la conducta de los individuos
en su vida cotidiana y entendiendo por desarrollo el mejoramiento constante de
los niveles de bienestar por el crecimiento suficiente y sostenido de la
economía y la distribución equitativa de sus resultados.
Si se toma en cuenta que este meritorio estudio ha sido referido a toda la vida de la Audiencia de Quito y, luego, de la República del Ecuador, el lector podrá sopesar la carga de trabajo que supone este esfuerzo que, por lo demás, no ha contado con estudios precedentes de esta naturaleza que pudieran haber aliviado este esfuerzo.
Los testimonios históricos sobre el tema mencionado, han sido tomados de fuentes independientes y neutrales, como son los documentos, cartas, libros y otros escritos de los viajeros extranjeros que desde un principio visitaron nuestra Audiencia, o vivieron temporalmente en ella, documentos que luego fueron publicados en el exterior. Estos testimonios son invalorables porque recogen los hechos que vieron diariamente estos viajeros europeos, estadounidenses, canadienses, españoles, y que les llamaron la atención sobre actitudes y comportamientos de los quiteños y, más tarde de los ecuatorianos. Las costumbres de los ecuatorianos menciona numerosos nombres de estos extranjeros, gente de prestigio intelectual y humano, como Charles La Condamine, Alexander von Humboldt, Jorge Juan, Antonio de Ulloa.
2. Partamos de
las “reflexiones finales” del dr. hurtado:
La investigación, aplicada al período de la Audiencia de
Quito y de la República del Ecuador (más de cuatro siglos), le ha llevado al
autor de Las costumbres, a las conclusiones recogidas en las Reflexiones
finales (Cfr pág 285 op.cit). En brevísimo resumen estas “Reflexiones” son las
siguientes:
a. Las personas
carecen de laboriosidad, de eficiencia y perseverancia, sin que importe la
condición económica y el nivel profesional; son poco inclinadas al ahorro, pero
proclives al gasto improductivo; por ello las empresas y la economía no son
innovadoras ni competitivas, por lo que no pueden crecer ni proyectarse
internacionalmente.
b. La impuntualidad de la gente para acudir a una cita o para cumplir el plazo comprometido o entregar un trabajo-estudio dentro del plazo contractual o acordado, es algo tan cuotidiano, que si aparece alguien que realmente cumple sus compromisos, podría ser tildado de bicho raro.
c. Al cerrar un negocio o un contrato, se hace presente en cada una de las partes, la desconfianza respecto de la buena fe y voluntad de cumplimiento contractual que tendrá la otra parte; este sentimiento de desconfianza no es ambiente propicio para la realización de un contrato, ni para resolver problemas de ejecución y entendimiento de las cláusulas contractuales, que casi siempre se dan en un convenio.
d. Actitudes de
trampa y engaño, que comienzan en las aulas de colegio o universidad cuando los
alumnos “copian” en los exámenes o los maestros se hacen de la vista gorda; lo
mismo sucede en la copia de monografías, tesis de licenciatura o doctoral; más
tarde este feo vicio invade otros niveles de la vida social, como la venta de
títulos universitarios.
e. Hay en los
ciudadanos una aguda falta de elementales conocimientos de ciencia política: la
sociedad civil, formada por la reunión de ciudadanos, tiene su razón de ser en
la búsqueda del bien común, para lo cual se ha elegido una autoridad, encargada
del señalamiento de objetivos y medios, para el logro de los fines. Este
esquema elemental se da en el Estado y se repite en las asociaciones,
cooperativas, comunidades de toda índole que hay en una colectividad. Los impuestos,
contribuciones, cuotas, etc., por ejemplo, se establecen en el Estado y demás
comunidades, como medios para la consecución de los fines. Pero los
ecuatorianos no entienden estas ideas elementales o simplemente las rechazan
internamente.
nota: En la comunidad en que vivo, cerca de Quito, se han
fijado pequeñas cuotas por decisión mayoritaria, para objetivos comunes, uno de
los cuales es la seguridad personal y patrimonial: hay un médico que no paga
porque dice que esos pagos se malgastan por las autoridades; hay un abogado que
alega que a él no le beneficia el servicio de seguridad, y hay un vecino que
dice que no paga porque no tiene dinero. El resultado es que ¡sólo un 40% de
los vecinos paga, y el 60% son los «avispados» que quieren disfrutar de los
servicios comunes a costa de los «necios» que sí cumplen con el pago de cuotas!
f. Los méritos personales no son reconocidos y premiados, debido a que las decisiones que se toman en una comunidad obedecen al poder y a la influencia que tienen las relaciones personales en una sociedad jerárquica y paternalista, y no a los méritos individuales de los miembros. La amistad, parentesco y compadrazgo, o las afinidades políticas, compañerismo y espíritu de cuerpo son los determinantes de las decisiones.
g. El cumplimiento de la Ley expedida legítimamente no es un instrumento del bien común que los individuos acaten y cumplan. Más aun, mucha gente de pensamiento vulgar proclama que la ley se ha hecho para violarla y que hecha la ley, hecha la trampa. Estas mismas aberraciones se aplican a las obligaciones nacidas del contrato, del compromiso o de la palabra dada.- Esta actitud parece ser la madre de casi todos los defectos del ecuatoriano y genera, a su vez, desconfianza y falta de seguridad en la vida de relaciones jurídicas y de negocios.
h. No hay solidaridad entre una persona y la comunidad, empresa, sociedad, o institución de la que forma parte o con que se relaciona, razón por la que no está inclinada a cumplir sus obligaciones o colaborar con el progreso de la institución, ni menos a realizar colaboración extraordinaria, cuando sea necesaria.
i. El populismo, como modo de gobierno, hace que lo que debería ser para el Estado una actividad subsidiaria, se convierta en principal. Esto induce a que los individuos acudan al Gobierno para la solución de problemas personales, como el incendio de su casa o algo parecido, incurriendo así en un paternalismo inaceptable. Impide que los gobernados asuman sus propias responsabilidades, lo que les mantiene siempre en el subdesarrollo. Estas políticas populistas causan desperdicio de recursos públicos, privilegios, subsidios regresivos y, andando el tiempo, crisis que ocasionan caída del crecimiento económico, inflación, pobreza.
j. Estas costumbres, por lo demás, siendo como son un fenómeno cultural, han sido compartidas por todos los habitantes del Ecuador, sin distinción de procedencia étnica, nivel económico, ubicación social, nivel educativo ni funciones públicas o privadas que tuviera que desempeñar el ciudadano.
Pero hay que expresar –dice el autor– que la localización geográfica de los protagonistas sí ha sido un factor de diferenciación que ha dado origen a conductas económicas distintas en las dos principales regiones del país: en la Costa ha habido espíritu empresarial más desarrollado y en la Sierra, más sentido del ahorro. También ha habido diferencias en la ética pública: las “pérdidas negras” en la energía eléctrica, en la Costa suben al 34%, y en la Sierra sólo al 14%; el impuesto per cápita que se paga en la provincia de Pichincha (excluido el impuesto de empresas extranjeras y nacionales) es tres veces mayor que el que pagan en Guayas, provincia en la que, además, la morosidad en el pago de préstamos bancarios supera en un 70% a la de Pichincha. Las encuestas de opinión muestran que los guayaquileños son más proclives que los quiteños a pagar coimas y justificar su práctica, y a mirar con menor preocupación el interés público.
k. El autor vuelve a repetir que hay innumerables evidencias de que el modo de ser del ecuatoriano ha sido un obstáculo para el desarrollo y para el bienestar general. Por lo que (a) la economía no ha crecido a tasas suficientes y sostenidas, (b) las personas, empresas y Estado no han aprovechado de las oportunidades que ofrece el país, (c) ha resultado imposible construir instituciones que regulen las relaciones económicas, sociales y políticas, (d) no se ha logrado que la sociedad ofrezca iguales oportunidades a los ciudadanos, (e) no han podido mejorar las condiciones de vida de la población, (f) no ha sido posible eliminar la pobreza y el país se ubica en los peores lugares en los índices internacionales de competitividad y de corrupción; (g) es evidente que en el Ecuador la sociedad no se halla organizada ni funciona como las sociedades que en el último cuarto de siglo consiguieron salir del atraso, superar la pobreza y desarrollarse: Corea, Singapur, España, Irlanda entre otras.
l. El
planteamiento que enfatiza el papel de los valores culturales en el progreso y
desarrollo de los pueblos, implica situar la responsabilidad de sacar al
Ecuador del atraso y convertirlo en una sociedad desarrollada, dentro de las
fronteras del país y en sus habitantes, y no en fuerzas externas. Son muchos
los que continúan atribuyendo el subdesarrollo del Ecuador a acciones u
omisiones de los países industrializados, a políticas impulsadas por organismos
internacionales y a la presencia de compañías y capitales extranjeros.
ll. Las evidencias que aporta la investigación contenida en Las costumbres ojalá pudiera lograr que los ciudadanos tomen conciencia de sus responsabilidades y asuman patrones culturales compatibles con las necesidades del progreso individual y colectivo; ojalá que las autoridades e instituciones tomen medidas y políticas para que el pueblo ecuatoriano asuma la responsabilidad de construir su destino.
m. Los valores culturales de los pueblos –dice el autor– no son inmutables ni consustanciales con una raza, religión, o clase social. Pueden cambiar a través de instituciones, leyes, líderes, reformas económicas sociales y políticas, procesos educativos, influencias externas. Los cambios culturales producidos en Guayaquil, Otavalo y Cuenca demuestran que es posible que los pueblos abandonen costumbres inveteradas.
n. El análisis realizado sobre el éxito económico que han logrado en nuestro país árabes, libaneses y judíos, no deja duda de que se debió a sus capacidades, sacrificios, esfuerzos y aciertos y no a otros motivos.
ñ. Respecto a la
posibilidad de cambiar nuestros valores culturales (costumbres), el autor
menciona algunos hechos que demostrarían que sí es posible en el Ecuador tal
cambio: Guayaquil, Otavalo y Cuenca. El progreso de árabes y judíos. Quito ha
recuperado la distancia que le separaba de Guayaquil en el siglo XX. Manta vive
un auge económico gracias a su actividad pesquera. Ambato va adelante por sus
pequeñas y medianas empresas comerciales e industriales; se han impuesto a sí
mismos ser puntuales; constan entre los 20 mayores contribuyentes, (en mayor número
que los guayaquileños). En Quito, El Muchacho Trabajador promovido por el jesuita
norteamericano, Jhon Halligan. El progreso económico social de Salinas de Bolívar,
gracias a un inicial impulso de despegue de la Cooperación Suiza, ha hecho
posible las Queseras Bolívar que ha mejorado sustancialmente el nivel de vida
de los indígenas.
3. Breves notas a estas conclusiones finales del doctor hurtado
nota1: entre las Conclusiones hay que incluir una importante:
el ejercicio sesgado que el ecuatoriano hace de la democracia en que vive;
entiende mal la democracia y actúa como si ésta le otorgara derecho a hacer lo
que quiera, sin exigirle ninguna obligación; esta es una democracia desfigurada
que conduce a sembrar la anarquía en una sociedad política y a crear el caos
social.
nota2: dentro de esta vida de interrelación, la dialéctica que emplea nuestra gente, especialmente en su vida de interrelación política, es lanzar argumentos ad hominem en vez de usar argumentos ad rem: por ejemplo, –“usted no está calificado para esta función pública porque ha incurrido en peculado”, le argumenta el uno; y el adversario le contesta: –“usted debe estar callado porque es un bígamo”; y la discusión sigue con un intercambio de insultos, mientras el importante tema del peculado queda intacto.
nota3: entre las “costumbres de los ecuatorianos” no hay
una que claramente hable de la corrupción, es decir de la inclinación a dar y
exigir coimas a cambio de recibir algún beneficio, que generalmente es ilegal.
El diccionario jurídico define coima como el acto de quien, estando revestido
de autoridad pública, sucumbe a la seducción, así como el de quien actúa como
corruptor. La corrupción se confundía con el «soborno» y el «cohecho», pero al
presente corrupción equivale a destruir los sentimientos morales de los seres
humanos. El diccionario RAE la define: en las organizaciones, especialmente
públicas, práctica que consiste en la utilización de las funciones y medios de
aquellas, en provecho -económico o de otra índole- de sus gestores. La
corrupción política se refiere al mal uso del poder público para conseguir una
ventaja ilegítima, generalmente de forma secreta y privada. El término opuesto
a corrupción política es transparencia.
Como se puede apreciar las nociones de “corrupción” exhibidas por las autoridades citadas, refieren la corrupción solo a los agentes investidos de funciones públicas o a las actividades públicas; no las refieren a las actividades privadas ni a los agentes privados. Esta es una deficiencia en el ámbito de los conceptos, pues en el mundo de la actividad privada también se da la corrupción. Por ejemplo, cuando una persona particular realiza un contrato para la construcción de su casa con un arquitecto cualquiera, y el arquitecto no cumple con el presupuesto ni plazo establecidos, sino que sigue enviando planillas por encima del presupuesto incluyendo en ellas unos honorarios no acordados. Otro ejemplo, la falta de pago del impuesto a la renta, o el pago fraudulento del mismo, etc.
4. Hacia el cambio de las costumbres
El objetivo vital para el Ecuador y los ecuatorianos es luchar para cambiar sus costumbres inveteradas, que a través de largos años de práctica ininterrumpida se han ido convirtiendo en carne y sangre de la personalidad de todos los individuos. Al decir “todos” quiero significar un altísimo porcentaje de la población que, frente a las pequeñas excepciones que probablemente ha habido siempre, equivale a una totalidad efectiva, con respecto de las acciones prácticas tendientes al cambio. Esto hay que dejarlo establecido muy claramente porque es un elemento de juicio importante que debe ser tomado en cuenta en la planificación del cambio.
El doctor Hurtado parece optimista respecto de la posibilidad
de cambiar nuestras costumbres: véase el literal “ñ”., inmediatamente anterior,
de este estudio. Nunca debemos perder el optimismo tratándose de un problema
que atañe nada menos que a los valores espirituales de los ecuatorianos. Pero,
por la misma importancia del asunto, no debemos perder el sentido de objetividad:
personalmente reconozco que es posible cambiar, pero pienso que el hacerlo es
tarea de romanos. Haría falta una planificación completa y profesional sobre el
tema, para obtener un programa eficiente y sostenido de cambio. Para que se
vislumbre apenas la complejidad, me permito hacer un cuasiesbozo de
planificación:
i) Análisis
sociológico-antropológicos de cada una de las costumbres o defectos
señalados en el acápite
anterior reflexiones finales del autor, para encontrar las raíces más
profundas, es decir las causas más recónditas de este proceder;
ii) Hechos los
estudios del punto i) y encontradas las causas que expliquen las costumbres, la
tarea del cambio requiere de planes bien trazados con la participación de
expertos en esta materia;
iii) El cambio
necesita de agentes directivos, es decir, de gente que esté involucrada
estrechamente con la dirección y control de las acciones mismas tendientes a
lograr este cambio; este personal debe tener gran liderazgo, capacidad, entrega
al trabajo; hay que advertir que si los agentes son ecuatorianos, pueden
padecer de los mismos defectos que se trataría de cambiar, cosa que habría que
prevenir;
iv) Los agentes
del cambio deben tener fe en el futuro del Ecuador, convencidos de que ellos
mismos muy probablemente no verán los resultados del trabajo;
v) Esta tarea
nacional requiere de un largo tiempo de acciones ininterrumpidas, a nivel
nacional, sin descuidar los controles y auditorías concomitantes; hablamos de
al menos 50 años;
vi) Participación
sostenida de un alto porcentaje, esta vez, de la población misma que se trata
de cambiar;
vii) Respaldo
eficaz y eficiente, de las autoridades gubernamentales en los aspectos legales,
administrativos y financieros involucrados en el cambio.
Entre las costumbres mencionadas en el acápite reflexiones
finales del autor, las hay que revisten mayor gravedad que otras, pero no hay
ninguna que no merezca atención: por ejemplo, la costumbre de falta de
puntualidad a la cita con el mecánico de mi carro podría parecer sin mayor
importancia, pero la tiene porque la puntualidad no es un protocolo que se
pueda tener o dejar de tener; es una expresión de la actitud de cumplimiento de
las obligaciones de todo género y ello siempre es muy importante.
Una de las costumbres más graves y que pesa mucho en la
causación de nuestro subdesarrollo en todo el país, es la costumbre que afecta
a los individuos de todos los niveles, edades y origen social y cultural y que
consiste en no dar, en la práctica, importancia al cumplimiento de sus obligaciones;
de las obligaciones de todo género, de las que nacen de las actividades
individuales, particulares o privadas, así como a aquellas que nacen de las
relaciones con actividades públicas del Estado, o de las autoridades gubernamentales,
judiciales o fiscales; o, en fin, de aquellas obligaciones que nacen de la ley,
del contrato o del compromiso. Esta actitud negativa frente al cumplimiento de
las obligaciones, en general, acarrea males incalculables para todo el país.
5. Las causas de
las costumbres o las causas de las causas
Las señaladas en el libro del doctor Hurtado, y concretadas
resumidamente en las sus reflexiones finales, son verdaderas causas de la
situación humana, cultural, económica y social del Ecuador; dicho de otro modo,
son causas del subdesarrollo de nuestro país, conclusión valiosa que es un paso
en este complejo análisis.
Sin embargo, puede haber –y para mí que sí las hay–
causas más profundas que afectan a los individuos y que les hace actuar de la
manera como acostumbran. Planteado de otra forma el problema, tenemos que preguntarnos
¿Cuáles son las causas de las costumbres, o sea las causas de las causas? Es
indispensable averiguar cuáles son esas causas, si queremos erradicar aquellas
costumbres tan dañosas. A la manera del jardinero, que tratando de extirpar un
matorral perjudicial en su finca, no queda tranquilo sino cuando ha encontrado
y extirpado la raíz más profunda. De lo contrario el matorral volverá a crecer.
Hay quienes señalan como posibles las siguientes causas:
La raza, la religión, el colonialismo, la actuación de
las naciones más ricas, la deuda externa, la corrupción, la falta de libertades
y seguridad personal, los propios pueblos subdesarrollados, las condiciones medioambientales,
como el clima, la presión atmosférica, la temperatura. Todas y cada una de
estas posibles causas, ha sido escogida a su turno por los analistas, sociólogos
y antropólogos, para explicar el fenómeno del subdesarrollo. Me acuerdo que
hace muchos años, cuando yo era universitario, el intelectual italiano Giovanni
Papini sostenía ya que ninguno de los países ubicados en la Zona Tórrida podía
dar nunca al mundo ningún hombre genial. No me acuerdo cómo sostenía su tesis
ofensiva para nosotros.
Estas causas son por ahora desconocidas, pero eso es lo
que hay que tratar de averiguar mediante la investigación profesional. En
materia de causalidad de los fenómenos, la filosofía distingue, desde el tiempo
de Aristóteles, varios tipos de causas de un hecho o resultado. Por ejemplo, si
alguien va en una silla de ruedas y uno pregunta ¿por qué no puede caminar? Le
responden: –porque una venda en la rodilla se lo impide. Efectivamente, la
venda es la causa que le impide caminar. Pero si vuelvo a preguntar: ¿y por qué
tiene la venda en la rodilla? Me contestan: –Porque sufrió una fractura en la
rótula. Esta es también una verdadera
causa de la imposibilidad de caminar. Pero, para efectos de procurar la
curación, he de distinguir que la primera causa es una causa inmediata, epidérmica
(la venda), mientras la segunda es una causa mediata, más honda (la fractura).
Sin embargo un buen médico no debe detener su análisis en la rótula, si de
veras quiere curar a su paciente: debe seguir la inquisición causal: –¿Y por
qué se fracturó la rótula? Quizá encuentre como respuesta: una osteoporosis,
como la última causa del morbo. Este es el proceso llamado causa causarum que
agota la investigación.
La conclusión es que, para realizar una acción eficaz de
remediación de nuestro subdesarrollo, se debe encontrar primero la causa o
causas más hondas y ocultas que han motivado nuestro atraso. Sin ello, los esfuerzos
por suprimir las causas superficiales, serán pérdida de tiempo. Esto es lo que
queda por estudiar, para que las acciones de remediación que pudiéramos tomar,
cualesquiera que ellas fueren, no caigan en tierra estéril. Y ¡Ojo! La
investigación causa causarum aplicada a las costumbres de un pueblo es un
trabajo muy difícil, porque el investigador se topa no solo con elementos
físicos, químicos, y biológicos (como el médico), sino con elementos que
trascienden a la naturaleza física, como son los elementos inmateriales,
volitivos, intelectuales y espirituales, que están presentes en todo individuo
humano. Esta es la parte más difícil en todo cambio sociológico porque se
aplica a cambiar estructuras mentales, volitivas y emocionales de los
individuos.
El expresidente Velasco Ibarra que es –en mi concepto–
uno de los prohombres que ha enriquecido las páginas de nuestra historia, trató
de difundir su “revolución” evidentemente original: lograr que todos, ricos y
pobres, contribuyan, dentro de los principios morales y del honor, a la implantación
de la justicia en beneficio de la gente pobre y de todo ciudadano de nuestra
Patria; es una revolución muy original, en la que no hay persecución, atraco,
ni violación de derechos. El vociferaba en los balcones, que eran su cátedra:
“¿Queréis revolución? Hacedla primero dentro de vuestras almas; ¡hay que
trabajar hasta el sacrificio, todos los días, pero sin amilanarse, sin amilanarse”!
¡Velasco Ibarra golpeó en el clavo cuando, al proponer su
revolución, implícitamente desvelaba el problema que carcome el alma de todo ecuatoriano y que ha
mantenido a nuestro país, durante 200 años, marchando en el propio terreno y
comenzando de cero con cada nuevo Gobierno! –¿Revolución? Hacedla primero
dentro de vuestras almas, pero todos los días, sin amilanarse. ¡Corta consigna,
pero de largo aliento.
Lo que no quiere decir que Velasco haya logrado, como político, que cada ecuatoriano hiciera su propia revolución dentro de su corazón. “Estoy perdido –decía– porque cada empleado de aduana requiere un policía para que lo vigile, y este policía necesita a su vez de otro policía para que lo vigile y éste otro necesita… “ porque no han hecho ninguna revolución dentro de sí mismos.
Traigo a colación este hecho por el inmenso significado
que encierra para el asunto de que tratamos: para meterse a una revolución
sociopolítica compleja, como es cambiar las costumbres de los ecuatorianos,
todos hemos de hacer primero, cada uno en sí mismo, esa revolución espiritual:
hay que transformarse primero en hombres calificados mental y volitivamente
para poder luego convertirse en buenos ciudadanos. El doctor Velasco fue, antes
que orador y político, un hombre cabal, un maestro de pueblos y un ciudadano
con mente y corazón dispuestos a buscar el bien común de un país, Ecuador, que
amaba entrañablemente.
Jesús de Nazaret fue más radical todavía en la conformación
de su Reino: Cuando Nicodemo, doctor de la ley, fue a preguntarle: –¿Qué debo
hacer para entrar en el Reino de Dios? Jesús le dijo: El que no nazca de nuevo
no puede entrar en el Reino de Dios (Jn 3,3), es decir, hay que cambiar interiormente,
y ese cambio tiene que afectar: mente, corazón y sentimientos; sin esa
revolución no se puede ni siquiera pensar en el Reino de Dios. Y –claro está–
esta revolución espiritual inducida por Jesús no puede llevarse a cabo solo con
esfuerzo, sino que necesita de la gracia de Dios.
6. Los 4 tigres
del Asia:
El fenómeno de los 4 Tigres es un hecho sin parangón en
la historia socioeconómica mundial, calificado por ello como el milagro del
siglo XX: se trata de Corea del Sur, Hong Kong, Singapur y Taiwán, países del
Sudeste Asiático, que entre 1945 y 1990 lograron sacudirse de su subdesarrollo
y convertirse en países desarrollados. Les tomó menos de 45 años pasar del
subdesarrollo al desarrollo socioeconómico, es decir, dar un paso inmenso en
corto tiempo.
Este fenómeno es digno de ser analizado por investigadores
profesionales en todos sus aspectos: humanos, políticos, socioeconómicos y
antropológicos, para encontrar el gran secreto que esconde la fórmula del
cambio. Esta fórmula podría servir no solo como ejemplo sino como metodología
para que otros países puedan andar por el mismo camino. Los países llamados
“latinoamericanos” llevan más de dos siglos de vida independiente republicana,
pero en todo este largo tiempo, ninguno
ha logrado sacudirse del subdesarrollo; apenas se puede hablar de diversos
niveles de progreso dentro de un mismo sustancial atraso. Personalmente no soy
un experto en el conocimiento de los detalles que guiaron la actividad de los 4
Tigres, pero conozco las características principales que establecen un
denominador común entre ellos en el trabajo para el cambio:
* Abundancia de
mano de obra; salarios bajos; largas jornadas de trabajo.
* Carencia de
derechos sindicales laborales.
* Zonas francas
portuarias, en donde las empresas están exentas de impuestos, de aranceles
aduaneros y se les ofrece una legislación especial en materia laboral, por
ejemplo, limitación de derechos sindicales, además de mejoras de infraestructura
a cargo del Estado.
* Fuerte inversión estatal y desarrollismo dirigido; para contrarrestar, según dicen los conocedores del tema, al Fondo Monetario Internacional.
Estas circunstancias han producido el fenómeno de la
deslocalización que consiste en que numerosas empresas o industrias,
concentradas en países desarrollados, han trasladado sus sedes a estos lugares
por los atractivos que ofrecen, entre otros, mano de obra calificada y barata,
alejada del sindicalismo laboral.
La inversión favoreció el resurgimiento de la economía,
la competitividad con industrias del mismo sector y las expectativas del
empresariado local. Se afirma que sus efectos fueron varios: en Corea,
eliminación del proteccionismo al sector industrial respecto de la competencia
extranjera e incluso al ingreso de capitales. En Hong Kong las inversiones
extranjeras dentro del proceso de modernización tuvieron amplia libertad sin
intervención por parte del Estado. En Singapur, las multinacionales ocupan un
lugar fundamental que no se da en el resto de la región. En Taiwán, las industrias
mecánicas y petroquímicas consideradas estratégicas pertenecen a empresas
públicas, controlando que las importaciones no sean mayores que las
exportaciones.
Como se ve por estos breves datos, todo cambio tiene su
alto precio, y sus complicaciones porque la riqueza y el progreso no se genera
de la nada.
7. Una última
averiguación
Puede valer la pena, en este proceso de búsqueda de las
causas del subdesarrollo, inquirir sobre el tipo de Gobierno político que
tuvieron estos países del Sudeste Asiático, durante el esfuerzo por la
conquista del desarrollo.
Corea del Sur: En el Sur existía un movimiento de Izquierda
bien organizado. Al no poder USA llegar a una conciliación con la URSS, dentro
del clima de la guerra fría, apoyó a
Syngman Rhee, un nacionalista elegido a través de elecciones populares, pero
bajo la vigilancia de tropas estadounidenses
en el territorio y con la supervisión de observadores de las NN.UU. El Gobierno
de Correa del Sur, en definitiva, se decía republicano pero fuertemente
autoritario, de tal suerte que la voluntad de su Presidente era lo único
necesario para llevar al país hacia las metas trazadas.
Hong Kong y Taiwán
han tenido mucha movilidad en su sistema de Gobierno, pero ha predominado el Gobierno
controlado por la República Popular China que ha sido el régimen autoritario de
corte comunista.
Singapur en donde El Partido de Acción Popular ha ganado
todas las elecciones desde que el país obtuvo su independencia. Sin embargo,
las libertades civiles y de expresión están sumamente restringidas y se dan
casos de censura por parte del Gobierno, por lo que está considerado como un
país con rasgos tanto democráticos como autoritarios.
Así, pues, Los 4 Tigres asiáticos tienen como denominador
común la abundancia de mano de obra barata y la carencia de derechos laborales;
y en los aspectos políticos, sus regímenes de gobiernos autoritarios, lo que
habrá favorecido –a no dudarlo– al fulminante desarrollo económico social.
Sin el propósito de herir susceptibilidades de temperamentos
democráticos, nos preguntamos: ¿nuestra democracia política en ciernes, será
capaz de ofrecer el clima adecuado para que nuestros individuos y ciudadanos
arrostren con decisión solidaria el esfuerzo necesario para la gran batalla por
el desarrollo? Las leyes significativas, como el Código del Trabajo, la Reforma
Agraria, la LOAFIC que remplaza a la Ley de Hacienda, la reforma sobre el Uso
del Agua, etc. etc. ¿no tuvieron que esperar, a su turno, un Gobierno
autoritario para su nacimiento?
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