Teilhard de Chardin, Editorial Taurus, España, 1967
(De este libro de 346 pgs.
solo entregamos al BLOG el Índice y
el Prólogo de N. Max
Vildiers, jan)
INDICE DE ESTE LIBRO:
Prehistoria
y sus progresos
Hombres
fósiles
La Paleontología
y aparición del hombre;
Importante
descubrimiento de Paleontología:Sinanthropus Pekinensis;
Excavaciones
prehistóricas de Pekin;
Fauna
pleistocena y antigüedad del hombre en América del Norte;
Descubrimiento
del Sinántropo;
La
cuestión del hombre fósil;
Australopitecos
o el eslabón perdido de la evolución (missing link);
Estructura
filética del grupo humano;
Notas
de prehistoria sudafricana;
Australopitecos,
Pitecántropos y estructura filética de los humanos;
Observaciones
sobre los australopitecos
Acerca
de la probabilidad de una bifurcación precoz del phylum humanum en la
proximidad de sus orígenes;
Investigaciones
con vista al descubrimiento de los orígenes de la humanidad en África al sur
del Sahara;
África
y los orígenes humanos;
Singularidades
de la especie humana;
Conclusión,
el universo personal;
Apéndice:
Naturaleza del punto Omega y acerca de la singularidad del fenómeno cristiano.
PRÓLOGO:
El prólogo es de N.Max Vildiers, holandés, conceptuado como el teólogo más
importante de su tiempo. Deseo destacar sumarísimamente las ideas más salientes
de este prólogo, que nos facilitarán la comprensión del libro escrito por
Teilhard de Chardin: La Aparición del
Hombre:
1 Acaso no haya habido una voz tan
esperanzadora –nos dice el prologuista– como la de T.de Chardin, en un tiempo
en que tantos escritores hablan de desesperanza, del absurdo y del disgusto por
la vida. El autor, meditando sobre la ciencia, ha descubierto un sentido y un
fin a la existencia humana.
2 El Padre T.de Chardin, a la vista de
sus escritos geológicos y paleontológicos, pensaba que sus ensayos
especulativos eran la parte esencial de su obra y la más importante para la
humanidad, y en la que basaba, como invetigador y como sacerdote, sus mejores
esperanzas.
3 La vocación cierta de T. de Chardin
le llevaba hacia esas cumbres inexploradas en las que, armado de su ciencia y
de su fe, “sentía el deber de culminar, para que Cristo, causa, centro y fin del
Universo, infinitamwente ampliado a nuestra mirada de hombres del siglo XX,
apareciera en la plenitud de sus dimensiones”.
4 No
cave reprochar al autor porque nos comunique sus experiencias. Ante ciertos
ataques que algunos han hecho a su obra –nos dice el prologuista– uno se
pregunta si, a sus ojos, no cometió
Teilhard de Chardin el error de forzarlos a que considerasen, cara a cara,
algunos problemas nuevos e ineludibles.
5 Si se quiere juzgar la obra de T.de
Chardin en su realidad, no basta con criticar un detalle cualquiera de método o
de terminología; es preciso juzgar primero su punto de vista general y su
postura espiritual frente a la concepción del mundo. Y sobre este punto no hay
crítica válida; al contrario “todos son
testimonios de suprema admiración”. Jean
Piveteau habla de “una de las mentes
mejores que haya existido nunca.
6 El principio evolutivo forma ahora ya parte
de los elementos definitivos de la concepción del mundo:
a El Universo es un todo coherente y como una unidad orgánica: no
se construye con yuxtaposición de seres. En
la percepción de esta unidad dinámica fundamental, consiste esencialmente el paso
moderno de la idea de evolución. Muchas veces ha afirmado el P.Chardin que
dejaba a los filósofos y a los teólogos el trabajo de elucidar más a fondo
estos problemas que conciernen al origen y a la naturaleza del alma. “Con respecto a la creación actual de
las almas en el curso de la embriogénesis, está aun por resolver un problema semejante
al de la aparición de la primer alma humana. Tampoco aquí resulta averiguable
esta creación en cuanto fenómeno.
b La unidad del universo no es estática, sino dinámica, que se caracteriza
por un desarrollo y un crecimiento internos. El universo ha de concebirse en
todos sus puntos de vista y en todas sus partes, como un movimiento general y coherente.
c El Universo en evolución implica que esta evolución revela
una orientación que se manifiesta en los mismos acontecimientos. Etapas: la
materia, la vitalización de la materia y la hominización de la vida.
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