DESCARTES METAFÍSICAS

MEDITACIONES METAFISICAS, MM

René Descartes, RD                                   Ediciones Orbis S.A., Barcelona, 1984

Este libro de las MM contiene:

Prólogo a las MM

Descartes: el hombre y el método

El propósito de las MM

Nota bibliográfica
 

a.    Prólogo a las Meditaciones Metafísicas: Descartes: el Hombre y el Método

(Resumen apretado) Según el pensamiento de Ortega y Gasset, se habla de Descartes como típicamente moderno, casi como iniciador de una nueva época en la historia de la filosofía. Mas al tratar de romper, así, todo vínculo con el pasado, se desvirtúa la obra cartesiana. El hombre Descartes se alimenta de la Edad Media, en que vive, y su propio sistema tiene mucho que ver con las construcciones de la Escolástica. Octave Hamelin no erraba al formular su opinión sobre el cartesianismo: “Para encontrar –decía– una concepción doctrinal que se asemeje a la de Descartes, es preciso abandonar a los filósofos renacentistas y pasar a otra filosofía, diferente. Parece, pues, que la Escolástica haya podido inspirarle la forma lógica de su doctrina y ese sería ya un hecho de importancia.

Por otra parte, si es cierto que el criterio de la evidencia le fue sugerido a Descartes por vía de oposición, la Escolástica le proporcionaba el modelo perfecto del método de autoridad. El cartesianismo tiene pocos antecedentes mejor establecidos y más explicativos que éste. Descartes se había formado en el colegio jesuítico de la Fleche, donde recibió instrucción acorde con las reglas escolásticas, con profundo respeto a la doctrina de Santo Tomás y del Estagirita (Aristóteles).

Pero Descartes es ante todo un metafísico y para él la filosofía tiene su comienzo en la metafísica. El conocimiento perfecto de Descartes en las “Meditaciones metafísicas” semeja mucho al que nos presenta Aristóteles en su Metafísica: «Conocimiento –nos dice– por las causas primeras y por los primeros principios, causas y principios que contienen implícitamente todo lo que el hombre es capaz de conocer. Descartes no se aparta de la temática tradicional aun en la imagen que usa para darnos su idea de las ciencias: «Toda la filosofía es como un árbol, cuya raíz es la metafísica, cuyo tronco es la física, siendo las ramas que salen del tronco todas las demás ciencias que, en lo esencial se reducen a tres: medicina, artes mecánicas, y moral». Se percibe que el espíritu metafísico de Descartes se orienta en la misma dirección que el de Aristóteles. La ciencia de las causas primeras y de los primeros principios es también para Aristóteles la metafísica o filosofía primera. “Es imprescindible –decía Aristóteles en el libro primero de la Metafísica– que la filosofía sea la ciencia teórica de los primeros principios y de las primeras causas, porque una  de las causas es el bien, la razón final”.

Pero Descartes era hombre imbuido, al par que metafísico buscador de esencias,

del espíritu científico del Renacimiento: quería leer en el gran libro del mundo y esto fue un incentivo más para plantearse el gran problema del Método filosófico, ligado en él al problema del Método científico. Los estudios que hizo después del colegio de La Fleche, son casi solo de matemáticas y de física; la preocupación por el Método filosófico estaba ligada en los grandes pensadores del siglo 17 –Spinoza, Pascal, por ejemplo– al racionalismo fisicomatemático heredado del Cartesianismo.
 
B.    El propósito de las Meditaciones Metafísicas

En el prólogo a sus Meditaciones, el mismo Descartes, haciendo referencia a su Discurso del Método, nos dice claramente cuál era el propósito de este tratado: “Los temas de Dios y de la mente humana” constituían el núcleo central de las Meditaciones, alrededor del que habrían de proliferar los pensamientos científicos y matemáticos de Descartes, en un intento de fundamentación racional de todos los problemas, como nunca se había realizado hasta entonces.

C.    Dedicatoria

Está dirigida a los «muy sabios e ilustres decano y doctores de la sagrada facultad de teología de París» a los que ofrece su obra y pide para ella su patrocinio tomando en cuenta lo que en ella persigue: el problema de Dios y del alma son los dos principales que hay que estudiar con los recursos de la filosofía más que de la teología; a los infieles no parece que se pueda convencer de ninguna religión, si antes no se demuestran por la razón natural estas verdades.
 
«En la medida de mis posibilidades, dice RD, este tratado es completo, lo que no quiere decir que haya intentado reunir en él todos los argumentos de diversas clases que se podrían aducir para probar una misma cosa…»; pero el autor se siente seguro por haberse atenido a los argumentos de veras demostrativos; sin embargo pide su patrocinio, para que, primero, se dignen corregir cualquier error en este trabajo (que no es infalible), y segundo, para que lo que falte o requiera de mayor explicación sea añadido por ellos o por el mismo autor. Y por último para que los argumentos con los que se prueba la existencia de Dios y que el alma es distinta del cuerpo lleguen a la evidencia.

D.    Prefacio al lector
E.    Sinopsis de las seis siguientes Meditaciones

1ra. de las meditaciones sobre la metafísica en las que se demuestra la existencia de Dios y la distinción del alma y del cuerpo.
 
2da. meditación sobre la naturaleza del alma humana y del hecho de que es más cognoscible que el cuerpo.

3ra. meditación: de Dios que existe.
 
4ta. meditación: sobre lo verdadero y lo falso.
 
5ta. meditación: sobre la esencia de las cosas materiales, y nuevamente sobre Dios y que existe.

6ta. meditación sobre la existencia de las cosas materiales y sobre la distinción real del alma y del cuerpo.
 

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