JOSÉ ENRIQUE EN SU BABYSHAWER

¡Hola! ¡JOSÉ ENRIQUE ANDRADE CABEZAS!  En el día de tu baby shower:  (jan)

Desde tu cunita placentaria, hecha con las esencias y caricias de mamá, aguardas en silencio el amanecer de tu propio día, en que saltarás al planeta Tierra para ser protagonista así lo será de la gran aventura de la vida.

En el entretanto vives encerrado en tu cubículo materno, como cachorrito inteligente, que sientes ya que más allá de las fronteras de tu encierro, hay un mundo de amor que te espera, que te siente palpitar, que te canta al oído canciones de cuna, una hermanita que te besa a través de tu pared maternal y te habla con lenguaje desconocido, pero que los dos entienden. ¡Serán una pareja hermosa!

El nombre que llevas es igual al de tu padre, lo que te llenará de orgullo. Sábete que el mismo nombre tenía un bisabuelo tuyo, recio de talante, bizarro y bueno, que, dos siglos ante que tú, recaló en las mismas orillas del mar de la vida: traes a tu espalda rico peso ancestral de dos apellidos que tú reencarnarás en tu espacio y tiempo.

Eres un bienaventurado: tienes una madre de alma pura y cuerpo joven, que te ha llevado ya largos meses en su seno y te ha rodeado de amorosos cuidados, que te sueña cada noche y reza por ti con suspiros de felicidad.

Tu padre ¡ah tu padre!- está desde ahora listo para colgar sus guantes de ingeniero, calzarse una bata de niñera y dedicarse a la profesión para él más importante de su vida, ¡la de ser papá! El te enseñará con sus pisadas a caminar por el planeta Tierra, al comienzo tomando tu mano como lo hace el guía de alta montaña con el novato, y luego dejando libres tus pasos para que trepes solo hasta la cumbre y ¡seas tú mismo cada día! Te enseñará a arrostrar las tempestades y a levantarte más fuerte cuando caigas. Aprenderás a soñar sin hacer del sueño tu maestro. Esta escuela te enseñará a discernir el bien y el mal; te harás solidario con los hombres, los animales y las cosas. En fin, aprenderás a sentirte feliz con lo que la vida te regale en cada mañana y a tener en tus afanes ánimo festivo, que te haga actuar con seriedad sin tomarse uno mismo demasiado en serio.

Llegas a tu hogar soñado, como llega la golondrina a su propio alero. Bienvenido, José Enrique, al calor de los que te han esperado largos días. Serás para ellos como un regalo de navidad, envuelto en las ternuras de un niño.

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